Los arrecifes amenazados por un episodio severo de blanqueamiento de coral. Es lo que asegura un grupo de científicos que incluye personal de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, la NOAA, de XL Catlin Seaview Survey, de la Universidad de Queensland, y de Reef Check. El blanqueamiento que empezó en junio de 2014 en los corales del Pacífico occidental, afectará a cerca del 38% de los arrecifes de todo el mundo, lo que supone un área de 12.000 kilómetros cuadrados de coral perdido para siempre. El coordinador de Vigilancia de Arrecifes de Coral de la NOAA, Mark Eakin, señaló que los últimos datos son similares a los episodios mundiales de blanqueamiento de corales en 1998 y 2010. “Es la tercera vez que asistimos a un fenómeno a esta escala, pero lo que más nos preocupa es que se prolongará durante 2016”. Pero 2016 tampoco se presenta halagueño: en total, 15.000 kilómetros cuadrados de coral podrían no recuperarse y la pérdida del resto de arrecifes podría sufrir una devastación del 6%. El blanqueamiento coralino es un fenómeno natural que ocurre en lugares donde el agua circula poco y a pequeña profundidad, durante periodos de mareas de amplitud débil y fuertes calores. Los corales tienen una relación simbiótica con unas algas llamadas «zooxantelas», que les dan su coloración. En condiciones de estrés, el coral libera las zooxantelas, perdiendo su color y volviéndose blanco. Sin el alga, el coral pierde su mayor fuente de alimento y es más propenso a contraer enfermedades. Los corales pueden recuperarse de fenómenos «suaves» de blanqueamiento, pero un severo y prolongado caso de blanqueamiento podría acabar con ellos. Para los arrecifes, el blanqueamiento del coral supone una amenaza más inmediata que la sobrepesca o la contaminación. El fenómeno se produce cuando la temperatura del océano aumenta por encima del máximo normal para esas mismas aguas en verano. En el peor de los casos puede desencadenar una amplia mortalidad entre estos ecosistemas tan valiosos. Otros factores que pueden desencadenar el proceso son el incremento de la radiación solar, cambios en la química del agua, incremento en la sedimentación, infecciones patogenicas, cambios en la salinidad, y pesca con cianuro. La muerte de los corales marca una importante la degradación de los arrecifes, que pierden capacidad de regeneración y están erosionados, aportando una menor protección a la costa y constituyendo un refugio menos adecuado para los peces y mariscos. Si no se detiene el cambio climático, el blanqueo de los corales sufrirá un incremento progresivo en frecuencia e intensidad en todo el mundo. Para 2030 el fenómeno aparecería anualmente y desencadenaría una devastación global de los arrecifes coralinos de forma que desaparecerían de la mayoría de las zonas del planeta para 2100. La consecuencia económica de estos cambios podría ascender a billones de dólares, y afectaría a cientos de millones de personas en todo el mundo, ya que muchas personas dependen en parte o totalmente de los arrecifes de coral para su sustento. La cifra más elocuente es que el 25% de las capturas en los países en vías de desarrollo se consigue en las pesquerías asociadas a los arrecifes de coral. Supone también enormes pérdidas económicas: el turismo genera miles de millones de dólares en países asociados a arrecifes de coral.